Dame una cosa,
no importa lo que sea,
¡será un regalo!
Lo guardaré,
en un lugar secreto,
con tu sonrisa.
Dentro de un tiempo,
cuando pase el verano,
lo miraré.
Y mientras tanto,
seremos dos amigos
que se entretienen.
Algunos ratos
iremos a la playa
para bañarnos.
Le robaremos
al sol algunos rayos
para tostarnos.
Y hasta las olas
serán nuestras amigas
para dormirnos.
Luego, al regreso,
tendremos la merienda
y romería.
Ratos de risas,
de bailes ancestrales
y de tiovivos.
Pero tu \"cosa\",
(recuerdos y regalo),
siguen conmigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/12/20
Todos recibimos algún regalo o detalle, alguna vez en la vida, que guardamos y escondemos celosamente. Luego, con el paso del tiempo, llegamos a olvidarlo hasta que un día, mucho tiempo después, nos damos cuenta sorprendidos de el hallazgo de esa \"cosa\" trivial y carente de valor económico pero llena de sentimientos por sus recuerdos y valor emotivo. Encontrarla nos hace sentir y estremecernos, ¿verdad?