Mis ojos brillaban por ti
mi sonrisa,
que era luna creciente
ha quedado en ruinas
como un desastre
que ha dejado un tornado a su paso.
Comenzaba a llover
el cielo y mi alma
sincronizaban cada gota,
ella,
fresca, agradable y apasionada,
daba vida a la tierra;
yo,
fria, amarga y triste,
arrebataba una vida la Tierra.
Me veias desvanecer
y ni siquiera
gritaste mi nombre,
ni pensaste en mi negro cabello,
ni miraste mis ojos marrones,
ahi entendi que
en tu cielo
nunca fui Luna ni Sol
solo una estrella caida
o nube esparcida,
y duele...
y dueles.