Freddy Kalvo

El dolor de un lucero

Quedó un lucero dolido

cuando murió aquella estrella

quedándose compungido

con su dolor tan prendido

llorando por su doncella.

 

Y aquella noche de luna

con tristeza iluminaba

sobre el árbol de aceituna

con su luz siempre oportuna

cuando la estrella pasaba.

 

Y el llanto brotó en sus ojos

al saber que la perdía

como flor en los abrojos

perdiéndose en los hinojos

sabiendo que la quería.

 

Era tanto aquel dolor

que abrigaba su existencia

porque todo su esplendor

perdió su fuerza y vigor

como pago en penitencia.

 

No te angusties, fiel lucero

que la pena no te mate

sigue siendo tú el vocero

de la luz cual farolero

que la oscuridad combate.