Oh, mi Dios del cielo, del firmamento.
Coloreado de azul y plata es ese cielo
que me acompaña con mi tormento.
Rezo plegarias busco santo consuelo.
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Las súplicas a la virgen, en el sagrario
y el inexcusable respeto por los rezos;
es lo que, de niños, les enseña el sabio
con la bendición y, en la frente, un beso.
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La fe mueve montañas señala el creyente.
Al despertar el piadoso recibe su bendición,
Ningún cristiano debe estar de la fe ausente;
el acato a su fe ratifica con Dios su comunión.
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¡La religión o lazos espirituales con sus credos,
ayudan al pío, desde la fe, a espantar el miedo!