En la ardentía de estas nubes
los cielos discuten con el infierno
quizás nunca sepamos el motivo
o quizás
lo sabremos
y al ver que un millón de lanzas ennegrecidas se arrojaron sobre el día
vestimos de silencio
y soñamos
soñamos ahora con el retorno de las luciérnagas
como un consuelo para la inminente noche
consuelo cuando la luz se ausente de nuestros palacios.