En mi casa hay un espejo
grande y grueso, muy viejo
enmarcado con flores cada tanto
y guarda la imagen que veo.
En tantos años, cuantas pasaron
mujeres que se vieron bellas
y cuantos huyeron su mirada
ante la vejez desvencijada.
Pero lo mas importante son
las furtivas historias
cuantas impropias expresiones
las traiciones registradas.
En ese espejo viejo
en el que me veo reflejado
tras ese mundo nítido
en el que estoy.
Como perdido penitente
detrás del cristal
en imagen ausente, grito
pero los espejos no tienen ruido.
Ahora veo, una señora
acomodando su pelo
mientras, burlona, lanza un beso
que aprisiono en el cristal.