Las ramas de los árboles tiemblan,
Cuando las mueve el viento,
Mientras las cubre la noche negra,
Por la que viaja el delicioso olor de tu aliento.
Frente a mi te posas con tu preciosa imagen,
Te reflejas con la tenue luz en los cristales,
Me trae tu delicioso aroma el nocturno aire,
Me acerco a ti para poder abrazarte.
Te doy en cada beso por partes mi alma,
Llena de tu fragancia está toda la casa,
Me encanta que huela, en el me envuelvo yo,
En ese aroma que resulta de nuestro infinito amor.
La habitación se enciende con nuestro fuego,
Nace porque nos amamos, nos lo demostramos con besos,
Se ilumina la luna de medianoche desde nuestra alcoba, desde adentro,
Mientras crece más nuestro amor abrazados en nuestro lecho.
Comienza fuera la lluvia como pequeñas estrellas, diminutos luceros,
Pintan una línea de luz que queda grabada en el espejo,
Es como si cayeran desde el cielo insignificantes cristales,
En cada uno de ellos te miro, estás en todas partes.
“Nuestros besos son como poetas y pintores, tienen la esencia de las bellas flores, en lienzo blanco pintan nuestro infinito amor, son fieles a nuestra interminable pasión.”