He perdido el silencio,
se fugó aquella noche
que tu lecho vacio
me envolvió en su mortaja
que tus sábanas frías
apretaron mi cuello
y asfixiaron mi alma
con su nudo siniestro
Solo escucho gemidos,
ruidos, llantos latidos
latigazos de fuego
fantasmales aullidos
que enloquecen mi mente
Y me arrastran consigo
al lugar tenebroso
donde habita el olvido
Me he quedado sin habla,
sin palabras, sin vida
como un negro fantasma,
una sombra cansina
que arrastrando cadenas
va buscando salida
de mazmorra en mazmorra
de mentira en mentira
sin que nada ni nadie
de sentido a mi vida.
He quebrado mi pluma
desgarrando cuartillas
escarbando un tintero,
seco como la mina
de carbón putrefacto
en que arrastro mis días,
un aullido de fondo
me enloquece de ira
y el vacio me llama
con sarcásticas risas.
Hoy extiendo mis alas
para huir de esta vida,
hoy levanto mi vuelo
hoy me lanzo al abismo,
a encontrar el silencio,
el oasis perdido
que una noche de invierno
te llevaste contigo.