En la oscuridad de la noche me dijiste que te besara,
que te apretara contra mi cuerpo labil a tus caricias,
y después de tanto querer con un suspiro trato de penetrar en tus sentidos,
para asi sentir en mi alma todo el amor que querías compartir conmigo.
Bajo la luz de las farolas me hablas de querer volver a tu casa,
después de haber probado la sabia del amor que a los dos nos calza,
dejando un sabor dulce en mi boca el saber que todavía me amas,
y que solo conmigo aparece el amor de entre tus esperanzas.
Ya vamos bajando la cuesta para llegar a nuestra morada,
donde también estará el amor cuando nos acostemos en la cama,
y de repente me tomas por una mano al sentirte de mi enamorada.
Hasta que llegamos con el cansancio a nuestras espaldas,
pero con las ganas de seguir amando que no se van del alma,
y que volverán a nuestros sueños como un fuego que calla.