Tú eras el sello de la perfección
mas tus deseos
pervirtieron tu corazón;
de la abundancia del corazón
habló tu boca y corrompiste
a más de una legión.
Tu rebelión fue condenado,
fuiste hallado sin perdón,
no hubo en ti humillación.
¡Maldito eres con maldición!
cesa tu boca y deja al hombre
seguir el camino de Dios.
Eres tú el hijo de perdición,
que todo mal viene de ti
y todo mal pensamiento
de tu boca sale;
principe de los aires.
El inicuo que odia al hombre
por ser hecho
poco menor que los ángeles;
de gran estima somos su creación.
Eres tú serpiente antigua
que seduces y engañas;
¡Que el Señor te reprenda!
hombre de pecado,
hijo de perdición.