Extraer almohadas de sudor al despertar con el atardecer carmesí
Cabello apegado al cuello, rociado con la brisa de la tarde
Aliviado de la mal siesta con resultados de frenesí
Protegido por nubes vacilantes y ventanas descubiertas que te guarde.
Y un abatimiento ponderoso abrigando completo el pecho
Empujando la palpitacion de lagrimas, dilatando las pupilas
En ausencia de su consuelo, incita inquietud entre tanto contemplas el techo
Pues el reloj es angustioso y quieres urgir las manecillas.
Que lucha y que pesadez, levantarse y arrastrar sabanas
Arrastra aquello ligero, pues pesa mas llevar remembranzas pasadas
Se pregunta olvidara más, sabrá más, tal vez no me abandone nunca jamás
Qué triste, tener más simpatía con el decaimiento, que personas una vez vinculadas.
No es llanamente solo tristeza, solo por carencia de expresión
Es una defensa desesperada, con un toque de errónea protección
En veces con falta de entendimiento, le sigue falta de intervención
El dolor no siempre es melancolía, es más estremecedora la depresión.