Ríe y reirán las hojas de un árbol,
ríe y, de tu aliento, nacerá una brisa
que llevará el viento en su abrazo.
Ríe y lloverá lirios sobre el campo,
ríe y tu cuerpo, labrado en poesía,
tendrá la armonía de aves volando.
Ríe y un niño, ahíto de miel, reirá,
ríe y se abrirá debajo de tus pies
la tierra, el cielo, el fuego y el mar.
Ríe y Dios, en el cielo, reír te oirá,
ríe y el Edén estará donde estés
cada vez que tu alma ansíe llorar.
Ríen tus ojos, tus labios, tus mejillas.
¡Ríe, amor mío, ríe que me das vida!
—Felicio Flores