Nadie ajeno nos reclama.
Ni océanos inmensos
ni diminutos seres ignorados.
Sólo aquellos años añiles
nos llaman desde el aire
en corrientes interiores
o en esos vientos intactos.
Aun desconociendo las formas
que el amor impulsa,
soy consciente del silencio que llega
cuando se rozan las almas
en esos latidos de sangre.
Ellos saben de lo efímero del tiempo
y de esa eternidad que está esperando…
De mi libro “De esas musas veladas”. 2019 ISBN 978-987-87-0096-0