Dios mío,
quítame el corazón para no sufrir.
Hazme de piedra para no sentir.
Pero déjame mi mente
para aprender
y no volver a caer.
Dios mío,
no me hagas más llorar,
apiádate de mí,
que sólo sé amar
a alguien con quien no puedo estar.
Despójame de mi alma,
de mi corazón, de mi ser.
Saca de mi cuerpo
todo lo que puede padecer.
Y haz, haz
por un momento de mí
un fuerte y rudo ser.