18 de abril 2010
Yacía en la habitación postrada en la cama de ese sábado lluvioso, terminando el tema que expondría al día siguiente. Una noche antes había dormido solo 2 horas por lo que me encontraba exhausta, mis ojos cansados de sueño y mi cuerpo imploraba descanso. Después de 3 horas terminé, pero… algo me inquietaba sobremanera, estaba intranquila, tal vez era porque Mónica se había ido al antro y me tenía con pendiente, sin embargo me acosté tratando de dormir, ya que todo mi ser pedía a gritos un descanso que no había podido otorgarle.
En medio de la noche me estremecí al sentir que alguien me acariciaba la cabeza, tenía la sensación de que estaba recostada en el regazo de alguien y fue lo que me hizo abrir los ojos sin imaginar lo que vería con horror. La casa se estaba quemando el fuego la consumía y avanzaba hacia mí, todo me ahogaba el intenso humo hacía difícil mantener la respiración, me quedé paralizada creyendo que se trataba de un mal sueño. En ese momento sentí el choque del cuerpo de Yanci mi compañera de asistencia, me decía gritando que no podía respirar, histérica no dejaba de dar vueltas desesperada en la recámara. Miré entonces la otra habitación todo ardía en llamas no había lugar por donde salir, solo podía escuchar como las otras 2 chicas gritaban pidiendo auxilio con temor de morir en ese incendio. Yo apenas y podía respirar, distinguí unas tenues figuras frente a mí, caminé hacia allá pude sentir el calor en mi cuerpo mis manos, mi espalda y mi cara, sentía como ardía mi piel y en ese instante creí que moriría consumida por el fuego.
Mi padre se me vino a la mente yo sabía que cuando le dieran la noticia de que la pequeña de sus 2 únicas hijas había muerto, el moriría también de la impresión, me di por vencida ya que puertas y ventanas del resto de la casa permanecían selladas y no había forma de salir y pedir ayuda.
En ese momento sentí un chispazo que me hizo recordar que la ventana de ese cuarto no tenía protecciones, así que me abalancé sobre ella la abrí rápidamente porque el metal estaba caliente.
Allí estando en la terraza logré saltar a planta baja, sentí un gran alivio al respirar aire puro, y la dicha de que podría ver a mis padres nuevamente; miré entonces como el fuego iba consumiendo el resto de la habitación, por las ventanas se veía ráfagas de lumbre que amenazaban con romper los cristales, luego empecé a gritarle a mi amiga que brincara por la ventana, era desesperante gritar y gritar esperando que las demás chicas me oyeran, en medio de la histeria y el dolor que sentía en mi piel.
Después salí a pedir ayuda de los vecinos, cuando de la calle venían llegando Mónica y Diego quienes se asustaron al verme de esa manera y ver que la casa ardía en llamas. Yo solo oía sus voces ya no veía, apenas podía respirar de pronto todo se apagó.
Cuando abrí los ojos desperté en la clínica mi piel estaba cubierta por frazadas tenía oxígeno pero volví a vivir...
Gracias Dios
gracias Mónica y Diego