Los ruidos citadinos obnubilan
sus luces coloridas aniquilan.
El hombre con furor materialista
se vuelve un afanoso consumista
perdiendo su concepto idealista,
privando su sentir siempre egoísta.
No puede alcanzar paz su corazón,
llenándose de angustia y desazón.
Dichosos los humanos que cavilan
logrando una actitud racionalista
que vencen atendiendo su razón.