Admiro el vagabundo paraje dónde yacían mis cartas
En aquel instante me bebo la sangre que dejó tu ego
Esa espina enmudece cada tarde mi sendero
Y es como si te viera de nuevo
Te escondes entre estos labios y mis sollozos a un después
Encierro entonces todo aquel silencio y en estallido enfrentó mi mísero semblante
Ermitaño de desiertos , de Montes y lagunas
No has de ser hoy nomade si me encuentras en penurias
Nos deleitamos con la mirada y la mía muere en un instante
El retoño del infierno ha dado brote en un desierto
Escape del todo menos , y empiezo a revosar los grandes pilares verdes
Cuerda a cuerda me hace recorrer su melena
Despierto mis soterrados sentimientos , dándolo todo perdiendo nada
Es insulso entonces reír a la quebradez de su cordura
Y mentirme a mi misma sobre el cambio
El es y será aunque lo haya olvidado
Más es inevitable leerle en cada tarde
Poeta , cantante , señuelo de grandes
Cada alcazhar e de rescatarte y en soledad después quedarme
Es inevitable , imposible no llorarle
A la luna por tus suturas tan distintas , tan fluidas
A la mañana y a la noche , al paisaje , al sendero que te esconde
Evito recoger ese pliegue que en un cuarto has de dejar
Evito pensarte y al trabajo le insisto que me ocupe el tiempo
Evito incluso ilusionarme con esa idea que descuida mis sentidos
Y verdaderamente doy lastima , me volví en tu pecho
Me volví tu silueta y tu sombra
Me volví una eterna culpable y amante
Me volví una eterna zorra y desventurada ventisca
Me volví aquello que nunca quise y si , incondicional a ti me quedé
En ese entonces quizá y tus suaves manos hallan callado mi conciencia
Sin embargo ahora , ahora que por ti mismo te has alejado
Viene a mi ese gangrena , ese melodía que embelesa
Ya no soy suspiro de nadie más que de mi
Y al verme en ese transparente cielo de mis manos , me encanto
No hace falta más que dos libros y un café matutino
Desgarre sola mi alma para que ya no la tenga
Y sea aquella del mundo , de Lilith