Las inquietudes más viejas
volvieron a desempolvarse sin
tapujos
como un misterio de candelabros
por dónde nunca paso ni un triste
paño,
imaginaba las azoteas llenas de
humedad
incluso advertí con mi corta vista
a las hormigas deambulando sin
sentido
a ras de suelo,y los vidrios rotos
de botellas sin cuello
heridas de muerte,bajo tenebrosas
patas
de sillas sin pintar
decididamente luché contra los
elementos,
y brillo como nunca la última
buhardilla,
la de las guerras y fotos en blanco y
negro
donde guardo las maletas por si me
toca correr.