Este poema está dedicado a todas las personas que semanalmente en España se están manifestando en la puerta de los juzgados por la represión policial que se está llevando a cabo. Animarles a que sigan acudiendo.
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La puerta de casa se cierra.
Al girar la llave estallan mil cristales,
en la mente una madre que acompaña a su hijo
acusado por el cinismo de la ley :
“De no amar a la ley”
La madre adivina que el futuro de su hijo,
está lleno de una sombra que le acecha.
Otro jueves sobre los adoquines.
Retumbada la justicia
llena de animales que vigilan y castigan.
Bajo la disciplina uniformada glorificada,
es la muerte obediente la que espía.
Por encima de la vigilancia,
la disciplina social,
de la gran farsa de los de los tribunales.
Existe como un martillo combativo contra las prisiones.
El encuentro en las puertas de los juzgados con los detenidos:
de la gente.
Aplausos, lealtad, compromiso,
!solidaridad con los detenidos!
Las cadenas se convierten en una fiesta,
y la ley en un chiste.
-Palidecer grandes hombres de la norma, la disciplina , la farsa y el castigo ante palabras .
Gestos, muestras que quieren acompañar,
a los que tienen el futuro vigilado por una maquina oscura y misteriosa,
que no es más una trituradora para hacer de la vida una penitencia.
Llevar los cuerpos al sepulcro antes de hora
echar los huesos en una celda para normalizar la coacción del poder.
Donde el gran juez exclama cómicamente como un médico a la sociedad:
– “Estamos curando al paciente con el castigo
Entregarnos a los pobres, proletarios, activistas sociales, enfermos mentales, marginales
para sanarlos “-
Un futuro vigilado es un futuro controlado.
Y un futuro que promete con hambre de justicia la llegada del día,
en que los jueces y policías se sienten en el banquillo acusados por sus víctimas.
Ángel Blasco.