Murió con mucho dolor
aquella hermosa quimera,
que cual jazmín floreciera
llena de regio esplendor.
Lo mismo que un ruiseñor
cuyo trino feneciera;
murió con mucho dolor
aquella hermosa quimera.
Suspiro estremecedor
se escuchó por la pradera;
pues nuestra ilusión que fuera
bordada con gran amor,
murió con mucho dolor.
Autor: Aníbal Rodríguez.