Uno las piezas de un viejo rompecabezas mientras tomo sorbos de café. Su forma es de un alma rota, al tocarlo mi cuerpo se invade de tristeza.
Lucho por encontrar el sentido cuando todo empieza a colapsar, cuando los recuerdos hacen de las suyas.
Siento miedo, ¿Será el hecho de toparme con mi realidad? He perdido la pieza de la esperanza, ese vacío no puede ser llenado, el intento es en vano.
Intento dibujar la pieza con la ilusión de recuperarla, pero ni siquiera soy capaz de mantener la cordura. La esperanza ha pedido mantenerse lejos de mi.
Soy el veneno de mi alma, este se extiende a mi alrededor; Es inevitable, consume mi tranquilidad.
La melancolía carcome mi vida, se ha hecho dueña no quiere dejarme ir.
Lizeth Hernández