Quiero que mi muerte sea como una rosa, cuando cae de su rosal, que no pese más mi vida y que se deje llevar a su final, que el aire pase entre mis brazos, mis piernas, que acaricie mi rostro y mi cabello.
Quiero caer hacia mi muerte como un pétalo de rosa, sutilmente suave y delicado, y, que al llegar al piso tal vez no sea atropellado.
Quiero mi sutil muerte como una rosa, que cuando ya está marchita por dentro y por fuera, solo cae poco a poco hasta llegar a su final.
Quiero caer como la rosa, no, yo ya estoy cayendo como esa rosa de mis pensamientos.