Arco Voltaico

SENDEROS DE UNA VIDA

Setenta y cinco primaveras me dieron una vida,

recorriendo senderos por una amada colina,

por esta senda aprendí, que no hay atajos

solamente mucho esfuerzo y trabajo.

 

Duras y largas se hicieron algunas noches,

pero las penas no impidieron que soñara,

también alegres alboradas me concedieron

amaneceres inolvidables y placenteros.

 

Duro se hizo a veces el camino

superar obstáculos fue mi destino,

pero al final llegó un remanso de paz,

paz y serenidad, golpe a golpe

como el acero se forja el camino.

 

A rosas tus besos a mi huelen,

tu voz me suena a canto ruiseñor,

tus suspiros con pasión me hieren

 en esta primaveras floreció el amor.

 

Caminante he sido y camínate seré

para seguir sin temor por el sendero,

llevo conmigo la experiencia adquirida

el amor, y la fuerza de mis anhelos…

 

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