Quiero escribir, quiero gritar, quiero escapar pero me tengo que ir, no me puedo permitir seguir así, debo insistir.
Quiero poder concentrarme, y conectarme con las palabras, pero el ruido de tu insistencia, más tu impertinencia hace que pierda la paciencia.
Estoy al borde de un colapso nervioso, mi ansiedad, la irritabilidad, y la furia no me deja pensar con claridad, a penas puedo caminar.
¿Cómo podría imaginar? Que mi debilidad, era mi propia enfermedad.
En la cotidianidad, soy como una olla a presión, la represión está a punto de abandonar su misión.
¡No! Qué catástrofe sería, si algún día, yo podría salir al exterior y decir y hacer sin temor, todo lo que sin dolor, deseo en realidad.
Y mi prioridad, será liberarme y sin más, aprender a tolerar tu oscuro pensar; y a pesar de tu sufrir, prefiero morir antes de vivir dudando, como un ciclo que vuelve a iniciar.
¡Libre al fin!