Querido Dios,
Al sonar el despertador,
Sin desear el lujo de dormitar,
Te escucho cada mañana.
El descanso de mi mano izquierda
Siempre el reflejo en espera
Detiene la alarma sonora.
Al despertar, mi cuerpo te alaba,
Mi mente te razona,
y mi alma se llena de gozo.
No hay pregunta que no sea contestada
Sabiendo que al platicar contigo,
Tu inagotable amor me sobreabunda.
Manuel Acuña, Marzo 16, 2021