Yo soy, la fontana predilecta de tus besos.
El sustento favorito, de tus labios gruesos.
Si acoges a mi tacto, y bebes mi topacio,
Te amaré eternamente, sin afanes… Muy despacio.
Me gusta visitarte, calentito, en tu nido, como las torcazas.
Pero me pides una casa. Con tres cuartos y terraza.
Aunque no sea mansión, puede valer, más de un millón.
No se para donde ir. Si te quiero un montón.
No eres mujer materialista. Tampoco financista.
Eres mi bella dama. Mujer sabia y bien lista.
Te puedo ofrecer el calor de mi mano.
Y mi visita bien temprano.
Y cuando haya una casa…
Viviremos nuestro amor apasionado.