Sigo mi escarpada vida, sin ti madre,
a espesas sombras me hallo por doquier,
necesito la luz de tu mirada celestial
que ilumine mi senda todavía.
Apártame de las tinieblas de la noche oscura,
tu eras el sol que iluminaba mi aurora,
desvanecías las brumas del ocaso,
tus palabras dulces trinos de cantos divinos.
Hoy el viento me trae tu recuerdo,
cubriéndome de profundo escalofrío,
mi corazón queda como detenido,
al no sentir tus brazos que como ríos me acariciaban
Madre es la mejor señal que sale de mi voz,
solo pido que nunca se borre de mi memoria,
aquellas trémulas pestañas cuajadas de rocío
que brotaban de su alma para protegerme cada instante.
Hoy que ya no estas Madre mía,
siento que disparas nubes de amor desde el cielo.