Como era en un principio,
así será eternamente.
No habrá nada en este mundo,
que no tuviera su pero.
El amor que te profeso
con devoción religiosa
es real, profundo y bello,
pero tú ya no lo quieres.
La dulzura de tus besos
tiernamente apasionados,
es el néctar de mi vida,
pero tú me lo has quitado.
Ese aroma que tu pelo
exhalaba como incienso,
sigue el curso de los vientos
pero adonde, no lo sé.
Nuestra almohada bordada
con tu nombre y con el mío,
sigue acunando mis sueños
pero huérfana de ti.
Tus manos que me buscaban
en la sombra de la noche,
las siento como caricias
pero ausentes junto a mí.
Gorjeo de alondra en tu voz,
mis mañanas arrullaban
enmudeciendo mis penas,
pero hoy no la escuché.
Cuando andaba los caminos
de tu cuerpo pedigüeño
me extasiaba paso a paso
pero hoy ya no viajé.
Si cortáramos las ramas
de los peros de mi poema,
tú serías la de siempre
la que nunca se alejó.