Los vidrios rotos,
arrojados sin sentido,
tengo que agacharme,
mirar mi dolor y sonreír,
la vida me aprieta,
no son míos esos cristales,
y tengo que regar las flores,
cantar y recitar poemas,
la noche es un alivio,
llega mi soledad,
hablo con la ventana,
de verdad, créanme,
no entiendo estas agresiones,
yo no he roto los cristales,
está bien,
los recogeré,
uno a uno,
haré lo que pueda,
pero, mañana,
tengo sueño,
ya es de noche,
la ventana me espera.