Sur y estancia,
clavado de esencia,
donde naces y te haces,
donde se clava tu apellido
construyendo tu vida.
Sur y raíces,
empapadas de sequía,
rozando la imaginación,
robando las gotas,
de la misma sabia.
Sur y lluvia,
la justa vara
de medir los días,
extendiendo las noches
hasta el alba.
Sur y abandono,
de sandalias gastadas,
de asfalto derretido,
de bocadillos al sol,
de siestas inacabadas,
de sombreros en los percheros,
de bronceado forzoso,
y agua embotellada.
Mirando al sur,
es mirar la vida
que quema mi piel,
que abrasa mi cara,
que sigo amando
aunque de sudor y calor
se derrita mi alma.