José Antonio Artés

LA FLORECILLA

Tumbado de espalda al cielo,

llamó mi atención una florecilla,

tan pequeña, y tan sencilla,

que su sombra era un negro pelo.

 

La paz yacía en el paisaje,

hasta que un leve zumbido,

de una abeja desde su enjambre nido,

anunciaba a mis oídos su viaje .

 

La flor con los pétalos vasallos,

lanzaba una amorosa llamada,

ofreciendo su corona polinizada, 

y un balanceo continuo de su tallo.

 

La brisa le soplaba con atino,

volatizando la semilla de la vida,

otras florecillas eran bienvenidas,

Ya sola, se entregó a su destino.

 

José Antonio Artés