Sus ojos me gritaba todo lo que su boca no era capaz de decir, estábamos a centímetros de distancia, más nuestras almas estaban separadas por un abismo, el orgullo nos inmovilizó mientras nuestros cuerpos morían por sentir el calor del otro.
La despedida llegó, aunque nos amábamos, debíamos dejarnos en libertad, estábamos despedazadonos lentamente, quizás alejarnos no era la mejor opción, sabíamos que uno sin el otro se ahogaria, pero la decisión estaba tomada, ya todo estaba hecho.
No supimos cómo amarnos, hicimos promesas que no fuimos capaces de cumplir, fallamos, nos herimos uno al otro, nunca fuimos dos, éramos tres, pues el miedo siempre estuvo allí.
Ambos esperamos que el destino juntara nuestros caminos futuramente, mas espertos, mas maduros, menos tercos y orgullosos con más amor.
Adios.
- Mora Geralys ✨