No existe la princesa azul. No quiero
ver príncipe azul ni agarrarme a mi destino.
Mas, mi fortuna está lejos de lo Divino,
pues en el Amor de la Ruleta es sorteo sincero.
El príncipe azul está cubierto de todo verso;
y yo, pobre poeta, ni pinto, ni toco...ni beso.
¡Menuda mierda!. Y comprendo... este peso
tiene todo su sentido: que ni convence y es perverso.
¡Ay!. Siempre sueño con la herida de la cintura,
con ese abrazo amoroso hecho a mi medida;
sueño con ese beso, a veces construido de armadura;
pero que no dejo de pensar, aún siendo una herida.
Mi yo príncipe azul y gandul, vulgar, muchas veces:
¡¡oh, mi fémina...te beso y abrazo...y desapareces!!
NACHO REY