He aprendido a ser paciente
como las rocas del caos,
hoy encuarenteno mis manos
despacio sobre un vacío
ensordecedor de deseos.
Tranquilo estoy en esta bruma
desesperada de desdichas,
me ahogo al respirar sin tu aliento,
qué puedo hacer en esta hora
dolorosa, avasallantes
momentos absurdos sobre
esta tierra milenaria,
cansada, abatida y herida.
Esta pandemia arrasadora
paralizó el tiempo arrogante,
microorganismos inéditos
nos acorralaron en jaulas
de concreto, acero y madera...
He divisado los cristales
de la distancia y de la muerte
para estar contigo todavía.
Sueño un sueño interminable...
Tú infinitesimalmente mía.