Tomaré de tus manos la fría primavera
convertida en un vasto terreno desflorado,
y la culpa daremos al hado despiadado
por hacer horroroso lo que precioso fuera.
Tomaré luego triste lugar aquí, tu vera,
recordando lo hermosa que fuiste en el pasado
cuando aún pocos años habíamos andado
por la tierra y el sol, ¡quién ora los tuviera!
Al presente cambiamos, razón de la vejez,
que en arrugas convierte la más venusta tez
acercando implacable el final a la razón.
Mas yo siempre diré, habiendo lucidez,
un pedazo de vida, una poca de avidez,
que jamás dejaré de darte mi pasión.
Iraultza Askerria
http://iraultzaaskerria.wordpress.com/