Todos los días te pienso,
te siento dentro de mí;
mi razón de resistir
por tan espinoso sendero;
no hay más dichoso momento,
que el de estar siempre feliz,
contemplando ese carmín,
fuente de exquisitos besos;
contemplando el celestial
universo de tus ojos,
esa gran inmensidad
de destellos tan devotos;
tu belleza, inmenso mar
de placeres misteriosos...