Traigo el corazón soldado
a la \"ferramenta\" del recuerdo
un vitral en la osamenta
donde exhibo cuanto pierdo
y en los hombros: tegumento
del mítico vellocino dorado.
Válgame dios, si alguna vez he jurado
en cierto. Permita el diablo que muera
si he de rendirme ante lo incierto.
La neblina está cubriendo alabastros
será difícil infiltrarse por los muros
¡vamos!; están cambiando de piel,
y a mi siempre me toca color tabaco
o en su defecto, chocolate oscuro.
Cuántas veces he sido esperma originaria
aferrándose al ombligo.
Muchas veces he sido espiga
que muere en fase embrionaria
—y resucito—
tan solo por no unirme al enemigo
en la muerte. (Ni en la vida).
A la \"ferramenta\" del recuerdo,
traigo soldado el corazón.
En los umbrales del infierno
un elegido plañe una oración
!tristísima, patética¡, rogando absolución,
si es que acaso sigo vivo...
es pura auto sanación.