Qué triste que está la tarde,
tarde triste de este octubre,
las seis de la tarde marca
en romanos el reloj.
Mi alma está triste, triste
por el dolor de la espera:
tu cuerpo inerte que trae
la carroza funeraria
en su vientre de sirena
Con luto en mi alma
te espero, mi amado,
mi mártir de amor.
Me aferraré a tu cuerpo,
me aferraré a tu carne
y besaré tus labios
en el último adiós.
Y cuando muera el dia
y el crepusculario
dios agite el aire
de los incensarios,
volaré junto a ti,
mi amor eterno,
en esta noche triste
de este lóbrego octubre.