Arco Voltaico

UNA TARDE

En aquella tarde

del cálido verano

cuando nuestras almas

se contemplaban

y nuestros ojos

se miraban

te ofrecí, mis fuerzas,

te entregué mi apoyo,

mi seguridad.

 

Mi corazón

un nido comenzó a albergar,

el tuyo, en él se fue a posar,

y de esta fusión

nació el amor;

que dulce palabra.

 

¡Amor!

Cuanto contenido guarda,

¿lo habremos asimilado?

o un día ya cansados

tal vez digamos:

¡Amor!

Solo... palabras.

 

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