Es una sensación que a muchos nos acompaña,
hace falta para ello cierta experiencia en la vida,
una mediana edad, que su mirada nos traspasa,
una educación antigua, comparativa y resultadista.
Trato de huir de esa maléfica y permanente sombra,
busco nuevos criterios, como la amistad, la familia,
pero cuando hago un esfuerzo trágico sin recompensa,
creo que muchos, no solo yo, ya algo se derrumba.
Una extraña sensación que invade tu karma, tu espíritu,
un parasito que se ríe, se regocija de tu medianía,
o quien sabe algo peor, un fantasma que tu mente crea,
que nadie te exige, solo tú, por llevar la contra a tu historia.
Esa sensación por desgracia, me recorre en muchos ámbitos,
de mi vida, incluso, en la escritura, me siento una mierda,
se que , debo olvidar esa forma tenebrosa de analítica,
pero a veces el parasito, cuando mi alma está cansada, domina.
Han sido muchos años oyendo de tu mediocridad.
lo que al principio era una lucha de terquedad,
con el tiempo se convierte en una tenebrosa realidad,
el sistema de parámetros debes cambiar con muchísima fuerza de voluntad.