Nunca jamás fue posible dejar de adorarte,
Cada letra que escribe mi pluma te aplaude,
Naciste y casi a mi edad de esta tierra te fuiste,
Sin antes haber padecido el mayor sufrimiento posible.
Nunca entenderé porque fácilmente de Tí se han olvidado,
Es imposible no agradecerte el aire a Tí se te debe,
Mis lóbulos frontales desarrollaste a Tú debido tiempo,
Enséñame a instruir el mensaje de tu muerte vencida.
Haz que en mi te lean y en tus finas manos ondule tu juicio,
Haz de mi un instrumento que inspire la causa y efecto,
De aquel brillante amor que ilustraste en una alzada encrucijada de madera,
Que cada gota de tinta desahogue el vacío de algún alma en pena.
Canciones de oro no tengo Jesús de Nazaret mi vida te entrego,
Si el mismo dolor tendré que sufrir recibe mi cuerpo,
Siempre y tanto mi alma libremente adore tu reino,
Cada lágrima en tu trono será un privilegio deslizar contento.
Nunca habrá mejor regocijo que la libertad de adorarte.
Manuel Acuña, Abril 13, 2021