Contemplando el cielo nocturno
un cometa pasó rasgando
con su silencioso brillo fugaz
dejó caer en mis manos
el corazón vivo de un amante
que padeciendo en otras tierras
de esa manera envío al cielo su plegaria
¿Quién te ata buen amor
que te quejas y desistes
si en el cometa que he visto
delata cuán ferviente es tu anhelo
¿cómo no te ha de llevar el viento así mismo
cuando circunda saludando el mundo
para cada despertar tuyo besos míos?
¿Qué te impide buen amor
salir de ese cuerpo pasajero
y tomar de mi la esencia que subyace
llevarme a conocer esos tus parajes
o yacer juntos en mi hamaca
que cuelga bajo la sombra de un naranjo
hasta el momento de encontrarnos cara a cara?
¿Por qué dudas de la bondad
de quien ha creado universos
si cada día en vez de lejana
puede ser más cercana nuestra cita?
¿acaso pone límites tu mente tan prolífica
al inmenso amor que tu pecho abriga
que proveniente de la fuente más divina
es una reliquia rebosante de taumaturgia?
Cántame bohemio en las noches
la lechuza cuyo vuelo silente admiro
replicará en mi oído tus más candentes versos
ámame cuando al mar penetres
y fijamente en sus olas notes
cual irisado celofán inquieto
el conjuro que de otras costas lleva impreso
y ansía homogenizarme en tu sangre ardiente