La divisé taciturna a distancia
sombría por rincones de amargura
más tuvo su alma breve inobservancia
cuando al contemplar su hermosa escultura
Mis ojos embelesados de asombro
en una inusual fría madrugada
te soñaron ¡Oh! ¡Venus te vi en mi hombro!
tu cabeza recosté en mi almohada
Y mis labios te besaron con ansias
como lo hace el famélico mendigo
al desmenuzar duro pan de trigo
conserva su hambrón por sus circunstancias
Al igual conservo la mía... como
ave voladora que al nido vuelve...
cuando la negra noche al cielo envuelve...
y entre las sombras en brazos te tomo
La noche las tristezas evapora
entre luceros de alegría... el cielo
me grita que eres solo mía: ¡ahora!
¡y sin tregua entre tu cuerpo me cuelo!