Salieron mis lagrimas y tal como en los días pasados pude saberme más humana, y por ende aún más sensible. Después de tanto, hoy por fin,
hubo un reencuentro dentro de mí.
Yo ya sabía de mi misteriosa desaparición
-¡Que llevaba años!- pero de pronto,
en medio del que parecía mi eterno sufrimiento sonó cierta canción;
mi corazón al proclamarse humano,
sensible,
soltó en llanto, me derretí en un
Llanto que duró lo que la primavera- aunque no ha terminando- y un reflejo que por fin me es fácil reconocer
-¡Eres tú!, ¡Soy yo!- le digo al reflejo,
una cara conocida,
ansiada;
frente a mí un reflejo, una respuesta encontrada en lágrimas.
Lágrimas y recuerdos que duran lo que una melodía;
lo único que me queda por decir es:
Gracias Jazz.