Pido disculpas
por mis ausencias,
por no estar en la convivencia,
esa que nos motiva
a honrar acuerdos
con la presencia.
Pido disculpas
por no estar
con ustedes
en tantos menesteres
que nos unen
y merecen amaneceres.
Es que salir a la calle
en tiempos de pandemia,
es una peligrosa odisea, que debemos afrontar
de múltiples maneras, unos más que otros,
y he allí el problema,
la asimetría que es
un emblema
en esta hora crítica
de Venezuela.
Les debo un montón
de días,
de momentos juntos,
de abrazos, palabras
y reencuentros,
de lo que era el trajín común,
pero he de cuidar
mi alma y mi cuerpo,
y así, a mi hogar,
a mis párvulos
y sueños.
Lo siento de corazón, porque si algo
quiero hacer,
es la visita familiar, enaltecer la amistad
e izar la política
por la libertad.