Alejandro Tapia

El último día de Mayo.

 

 

 

El último día de Mayo.

 

 

En un rincón me enrosco, quiste de huesos y carne

áridas tardes escosen mi piel y llego apenas,

apenas a la noche, sacando la lengua y

apretando los dientes…

sediento de alcohol y desvelos

pero también de depravación y lamentos.

 

Tengo la horrible costumbre de cortarme las venas a mordidas

de curar mis heridas con saliva…

pero nunca acabo la tarea

primero se me acaba el hambre

hay una rosa seca sobre la mesa

y el polvo lo cubre todo,

aquí no se mueve nada

es una tumba muy grande mi casa

y cada vez a mi alma,

 le queda más grande la carcasa

la misma transmutación del humo que me como

y que me mancha  las fauces

que el espacio  que de a apoco me aprieta más.

 

Perdido en las calles viajo libre

más siento la cara entumida  y los pies fríos

 pero así de pequeño y roto…

espero un día salir de aquí

que no  hay nada más que obscuridad

y aún más deseo  que no pudiera volver…

que saliendo de aquí no llegará de nuevo

 a ese lugar donde  

todo es color carmín celeste.