“De su vulgaridad genuina . . .”
De López, bellaquerías,
hace tan solo unos días
por aquello del “metrazo”
mandaba todo al carajo.
El jueves recién pasado,
molesto, muy enojado,
el bárbaro “presidente”
volvió a ofender a la gente.
En uno de sus breviarios
albureó a sus adversarios,
dijo en boca de letrina:
“que se unten vitacilina”.
Andrés exhibió sus monstruos,
la mayoría de nosotros
sabemos que significa,
que doble sentido implica.
La sugerencia presunta,
es decir, “por dónde se unta”,
la vía de administración
del ungüento a colación.
Ese enunciado \"pejiano\",
indecente, nada sano,
retumbó fuerte en murales
de Rivera, ¡pobre Juárez!
Bajezas y leperadas
en mañaneras malvadas,
la vulgaridad en pleno
de lo grosero a lo obsceno.
El Palacio Nacional
ya es un tugurio formal,
tal recinto, antes sagrado,
para mal se ha transformado.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 30 de mayo del 2021
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