Sonriente, elegante y radiante,
de marcas de vida en su andar,
viendo el sol como un altar
de sueños y esperanzas vibrantes.
No todo es triste, no todo bello,
lo que aspira es solo aquello,
que pueda dejar su alma en paz
y armonía en una vida fugaz...
En cada día siempre hay un recuerdo,
que aflije inmerso, muy adentro,
pero no cambia lo que sustenta
el ánimo de siempre volve a nacer.
Ve la noche, respira la bruma,
acaricia las estrellas,
y conoce las culturas...
mueve montañas como si fueras...
la fe que está entre nubes y dunas.