Fría alcoba,
calabozo de espejismos,
un encierro de utopías demacradas.
Congelado alojamiento de mis penas,
las desdichas esposadas en mi lecho,
carrusel de sueños rotos.
Un silbido despechado en las ventanas,
soledades que se cuelgan de los muros.
Una música de brisa asfixiando sus latidos,
se oprimieron poco a poco los motivos.
La distancia resignada en la mirada…
en su viaje hacia a nada.
Un paisaje de aves negras…
perturbadas.
En el cielo nubarrones que amenazan,
relinchido de la puerta asolada por el viento,
la mirada divagando por el limbo.
Una risa entumecida acomplejada.
Los floreros de azucenas…deprimidos.
Todo inmóvil con aromas de apatía.
Aislado en el espejo de mi inútil desafío me levanto.
La tormenta se derrama en todas partes,
va llevándose las ganas,
corre urgente…tiene prisa,
acelera su abandono.
Me resigno al panorama claro oscuro.
Un sabor sin humoradas…desabrido.
Para que regresar por los recuerdos…
si el pasado se mandó a mudar al infinito.
Las respuestas descompuestas se someten,
y las voces apagadas no se quejan…
se conforman…
y descansan.
Ya no voy a perturbar más al destino,
hoy admitido mi derrota…
me evaporo.