Te condeno a ser parte de mi historia
mi musa juvenil, mi Clío hermosa,
en tu cuerpo solo advertí a la diosa
que colmaba de ofrendas y de Gloria.
Y luego reparé que era ilusoria
esa pasión, ya que el amor reposa
sobre tu bella estampa voluptuosa,
y al fin vuela…, y lo olvida la memoria.
Voló esa euforia y la felicidad,
la epopeya que fue nuestra aventura,
dejando al labio un poso de amargura
a resultas de una infidelidad.
¿Por qué quise morder otra manzana?
¿por ser en demasía puritana?